«No creo que exista Dios, Y si lo hace, lo odio. Y nunca dejaré de oriarlo…lo odiaré hasta el día que muera» Marie
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El clásico de Ingmar Bergman Juegos de verano de 1951 pertenece a la etapa «de contenido psicológico», tal y como clasificó las películas de Bergman, realizadas entre 1948 a 1955, el estudioso bergamaniano Charles Moeller.
En «Sommarlek», Bergman nos propone la historia de una bailarina de clásico ( ella es Marie, interpretado por Maj-Britt Nilsson), cuya vida es ordenada y poco pasional, pero que al recibir por correo un viejo diario, rememora la historia de amor que vivió un verano trece años atrás.
Aquí Bergman ya muestra algunos de los temas que serán recurrentes en futuras películas. A través de los recuerdos de Marie, nos enfrenta al miedo a la muerte, la pérdida de la inocencia de juventud, la familia como primera unidad de destrucción del individuo y, sobre todo, la construcción personal de muros y máscaras que nos ahogan e impiden conocer nuestra verdadera identidad.
La película está estructurada alrededor de paisajes que sirven de contexto a las reflexiones anteriores. El amor de los adolescentes amantes, Marie y Henrick, inmersos en una naturaleza hermosa, rodeados por un mar estival tranquilo y amable, y unidos por la desastrosa realidad familiar de ambos. Ella vive con sus tíos, un matrimonio mal avenido e incluso su tío, coquetea con ella, resultando ser un pésimo consuelo en situaciones desesperadas. Él vive con una anciana tía, que le recuerda constantemente la carga que supone para ella.
La carrera profesional de Marie como bailarina, sumida en un oscuro camerino de un pequeño teatro. Ella reflexiona sobre la capacidad del arte para llenar una vida vacía de pasión, amor y compromiso. Una profesión que mantiene sus cuerpos adolescentes, pero sus rostros reflejan el paso de los años y las decepciones, la pérdida de los sueños y de la juevntud.
Al final de la película se produce una escena importante de Marie, frente al espejo de su camerino y como decía Charles Moeller:
«para el cineasta Bergman el espejo es un instrumento activo del conocimiento. Permite que uno se interrogue a sí mismo. No refleja juegos ya hechos, sino que, presentándonos la imagen de lo que tal vez somos, de lo que podríamos ser, ayuda a reflexionar sobre el sentido de la vida».
Ante el espejo Marie se pregunta sobre su identidad y los muros que ha construido en su interior desde aquel verano. Ella sigue maquillada de su personaje durante la danza y cuando entra el mago Coppelius ( Sting Olin) le dice : «No te atreves a quitarte el maquillaje ni a estar maquillada. No te atreves a quedarte ni a marcharte. Uno ve su vida con claridad una sola vez. Los muros que has construido a tu alrededor se derrumban. Te quedas desnudo y helado. Te ves a ti mismo por primera vez. No te atreves ni a vivir ni a morir»
Es en mi opinión, la búsqueda de la propia identidad, el tema más importante de ésta película y que Bergman tratará en casi todas sus películas, sobre todo, en su película «Persona», que en su significado en latín, quiere decir máscara de actor o personaje teatral.
La fotografía en Blanco y negro, al igual que en Un verano con Mónica (1953) de Gunnar Fischer, es excepcional . La luminosidad del mar, la brisa de verano y la sensualidad de los jóvenes, contrasta con las escenas del camerino y del teatro donde trabaja Marie.