«La bicicleta verde» de 2012 dirigida por Haifa Al-Mansour

“¿Cuántas veces tengo que repetíroslo? La voz de una mujer es su desnudez.” Sra. Hussa

Haifaa al-Mansour  es la primera directora de cine de Arabia Saudí . Gracias a su opera prima, La bicicleta verde recibió un amplio reconocimiento internacional.

Haifaa al-Mansour nació en agosto de 1974 en la pequeña población Al Zulfi de la provincia de Riad . Es la octava de doce hermanos, hija del poeta Abdul Rahman Mansour. Fue su padre quien la acercó al cine, a través de largas sesiones de vídeos de películas para entretener a su extensa descendencia. De ahí nació la necesidad de encontrar un hobby y lo que comenzó como un juego de niña, rodando cortos con la ayuda de sus hermanos, se convirtió en su pasión y profesión.

“Es un fragmento de vida, de mi vida, intimista y dulce que celebra mi cultura a la vez que muestra con honestidad y sin ofender lo difícil que es el día a día de ser mujer en Arabia Saudí”

Con el apoyo de sus padres estudió literatura en la Universidad Americana de El Cairo y más tarde estudió en una escuela de cine en Sídney, Australia. Sin embargo, se crió en un hogar “tradicional”, donde su madre hubiera preferido que fuera médica a cineasta pero donde siempre quisieron que fuera feliz.

 

“Claro que hubo presión, sobre todo, de esa otra familia que le decía a mi padre eso de: ‘usted es un hombre de honor ¿cómo consiente que su hija salga en la televisión?’, recuerda» 

En aquellos años su familia le pedía que no diera su apellido en público para evitar la vergüenza.
Empezó su carrera cinematográfica con tres cortos:  Who? (Quien?), rodado con sus hermanos,  The Bitter Journey  y The Only Way Out  premiado en Emiratos Árabes, Estados Unidos y en Holanda. Los tres cortos, tratan sobre la tradición de vestir la abaya.  Recibió entonces mensajes de odio y críticas acusándola de no respetar la religión, lo que ella niega, aunque si considera que es necesario que Arabia Saudí tenga una visión más crítica de su cultura. También recibió elogios por plantear el debate sobre temas considerados tabu.
Continuó con el documental Women Without Shadows  sobre la invisibilidad de las mujeres en los Países del Golfo Pérsico y fue proyectado en 17 festivales internacionales. El documental recibió el Golden Dagger como mejor documental en el festival de cine de Mascate ( En el Sultanato de Omán)  y consiguió la mención especial del jurado en el cuarto Festival de Cine Árabe de Róterdam.
Su ópera prima, Wadjda, en español  La bicicleta verde se estrenó mundialmente el Festival de Venecia de 2012 . Es el primer largometraje rodado íntegramente en Arabia Saudí y dirigido por una mujer. Fue coproducido por Rotana, la productora del Príncipe Al-Waleed bin Talal, un príncipe saudí y una productora alemana. Su fuente de inspiración fueron películas de directores a los que admira, como el neorrealista italiano  Vittorio De Sica, director de El ladrón de bicicletas, del director iraní Jafar Panahi o el afgano Atiq Rahimi.
Debido a las restricciones impuestas a las mujeres en Arabia Saudita, la directora Haifaa Al-Mansour no tuvo permiso para interactuar con su equipo técnico, en su mayoría masculino y de nacionalidad alemana. Tenía que dirigir las escenas callejeras de una furgoneta cercana, observando a través de un monitor y dando instrucciones vía walkie-talkie, porque no podía salir al exterior y ser vista en compañía de hombres, ni mucho menos darles órdenes.
La bicicleta verde fue seleccionada como para competir como Mejor Película de Lengua Extranjera en los 86 Prémios Óscar, siendo la primera vez  que una película de Arabia Saudí compite en esta modalidad. El proyecto había sido desarrollado en 2009 con el laboratorio de guiones del Golfo en colaboración con TorinoFilmLab y Dubai Festival de Cine Internacional.
Entre los objetivos de la película estaba el cuestionar algunos temas considerados culturalmente tabús.

«Creo que es muy importante empoderar a las mujeres, por eso hice la película. Es una historia divertida de mujeres que sobreviven, que persiguen sus sueños»

Sin embargo, quería que su mensaje fuese optimista y destacar con humor los contrastes de Arabia Saudí: un país rico y conservador:

“Porque siempre ocurren cosas terribles en todo lo que vemos en el cine de Oriente Próximo. Y no digo que no sea cierto pero no es lo normal. No todos los días una mujer es apedreada. Incluso en Arabia Saudí es noticia cuando algo así ocurre. Pero todos los días una mujer no puede ir al trabajo porque está prohibido que conduzcan un coche. Y es el día a día lo que hay que empezar a cambiar”

 

En 2017 ha dirigido «Mary Shelley» antes titulada Storm in the Stars, y narra la temprana relación amorosa entre Mary Shelley (Elle Fannig) y el poeta Percy Bysshe (Booth) que sirvió de inspiración para que la autora escribiese su novela más conocida: ‘Frankenstein’. Todavía no tiene fecha de estreno

Casada con un diplomático estadounidense y madre de dos hijos, Al Mansour vive en la actualidad en el emirato de Bahrein porque le gusta estar cerca de su familia y de su cultura. Su deseo sería que en su país se estrenase «La bicicleta verde». Quizá no en cines, que siguen sin ser legales, pero al menos por televisión o en DVD.

“¿Mi sueño? Que un hombre alquile La bicicleta verde en un videoclub”, sonríe.


La cultura de Arabia Saudita está codificada por la religión y los principios morales heredados de una larga tradición cultural musulmana. En este sentido, el comportamiento, la vestimenta y la alimentación están sujetos a las restricciones que aplica la Sharia o ley islámica. Si bien los ciudadanos árabes están bien informados sobre el respeto a las libertades en Occidente, la monarquía que domina el país impide completamente la libertad de expresión y no existen partidos políticos, sindicatos o foros públicos de ningún tipo

Hace ya más de tres décadas que los clérigos más integristas de Arabia Saudí le ganaron la partida a las salas de cine. Entonces los súbditos sedientos de séptimo arte se refugiaron en los videoclub o más recientemente en la clandestinidad del hogar, en las películas por Youtube o las proyecciones de las televisiones por satélite extranjeras. Otros se acostumbraron a las escapadas a los países vecinos.

Los teatros y los cines están prohibidos, por cuanto la tradición Wahabbi, definida como corriente político-religiosa musulmana de la rama mayoritaria del sunismo, y en concreto de la escuela hanbalí, un pensamiento que a día de hoy se engloba dentro de los movimientos de extrema-derecha, considera estas instituciones incompatibles con el islamismo.

Sin embargo, en algunos lugares privados se pueden encontrar representaciones teatrales, musicales y otras manifestaciones artísticas, pero no películas. Asimismo, en el único cine público de todo el país, una sala IMAX en la ciudad de Khobar, se exhiben únicamente documentales.

Los últimos cines cerraron sus puertas en la década de 1980 por decreto gubernamental tras años de oposición de los guardianes de la moral más puritana. Mientras resistieron, las salas ubicadas principalmente en Yeda, a orillas del mar Rojo, y la ciudad sagrada de La Meca, proyectaban cintas llegadas de Egipto, India y Turquía. En los últimos tiempos, los ciudadanos más jóvenes han iniciado campañas para lograr un espacio de ocio del que disfruta el resto de naciones del golfo Pérsico.

El veto impidió que los saudíes pudieran ver en su patria el primer largometraje de la historia del país, La bicicleta verde :

 «Es triste que haya viajar al extranjero para ver una película que fue rodada y producida aquí«

Durante este año 2017 las noticias nos permitían albergar esperanzas de cambio, pero los tímidos planes de apertura de Arabia Saudí a la Cultura y el entretenimiento han chocado contra el muro de la intransigencia religiosa. La más alta autoridad islámica del reino, el gran muftí Abdelaziz al Sheij, ha expresado su oposición a que se celebren conciertos y se abran cines en el país, tal como habían anunciado las autoridades. Entre otras consideraciones, éste imán : «Afirma que las niñas son aptas para el matrimonio a partir de los diez años»

El jeque Abbdalá al Mutlaq, ha declarado por su parte

“La sociedad saudí no quiere cines ni conciertos. Son cosas que molestan. Hay que estudiarlas antes de autorizarlas”

A lo que el periodista Mutlqa al Buqami responde : 

«Nos gastamos más de mil millones de dólares en ver películas en Bahrein y Dubai.

La película WADJDA se inspira en una sobrina de la directora. Ella es una niña de 10 años que vive en un suburbio de Riyadh, capital de Arabia Saudita. Aunque vive en un mundo conservador, Wadjda es amante de la diversión, emprendedora y siempre empujando los límites para salirse con la suya.

Después de una pelea con su amigo Abdullah, un chico del vecindario con el que no debería estar jugando, Wadjda ve un sueño convertido en bicicleta verde y está a la venta. Ella quiere la bicicleta desesperadamente para poder vencer a Abdullah en una carrera. Pero la madre de Wadjda no lo permite, temiendo las repercusiones de una sociedad que ve en las bicicletas un peligro para la virtud de una niña.

Pero Wadjda, mostrando un espíritu rebelde e incorformista, decide tratar de recaudar el dinero por sí misma. Al principio, la madre de Wadjda está demasiado preocupada por convencer a su esposo de no tomar una segunda esposa, ya que no puede darle un hijo varón, y no es consciente de lo que está pasando. Nuestra heroína se da cuenta de que con solo los ingresos fruto de sus emprendimientos, no conseguirá el dinero necesario y entonces se anuncia en su escuela, que el concurso de recitación del Corán tendrá un alto premio económico en efectivo y ello solucionaría sus problemas.

En la película cabe destacar la tierna relación de Wadjda con su madre, la situación de las mujeres en Arabia Saudí, que desde niñas son anuladas e invisibilizadas y las rígidas e hipócritas normas sociales de un mundo atrapado en sus contradicciones de férreas tradiciones culturales y la aparente modernización tecnológica

Muy acertado el casting de los niños Waad Mohammed y Abdullrahman Algohani, que conmueven por su complicidad, y nos arrancan una sonrisa en su inocencia. La puesta en escena es sencilla, pero muy efectiva. A través de pequeños detalles nos va introduciendo en un mundo asfixiante, especialmente para las mujeres, que pueden ser acosadas con absoluta impunidad por cualquier hombre.

La bicicleta verde es una película iniciática que ha abierto el camino a otras directoras que han presentado sus películas en el único Festival de Películas de Arabia Saudí en la ciudad oriental de Al Damam, ganando la palmera de oro como Hana al Omair o Shahad Amir. Es una infrecuente actividad cultural que despierta esperanzas sobre un levantamiento de la prohibición al séptimo arte en el reino, afirma el director del festival, Faisal al Basam.

«La celebración del festival es un paso hacia la normalización del cine en nuestro país o así lo esperamos»

Una extraordinaria protagonista, las niñas de negro. El color impuro
La bicicleta verde, que se convierte en el sueño de Wadjda
Una tierna relación con su madre
La bicicleta de sus sueños, vale todos los sacrificios
Las niñas de negro, el color impuro. Los niños de blanco, símbolo de pureza
Wadjda no se detendrá ante nada
 Waad Mohammed una acertada selección de casting
Tierna, rebelde, vital. Wadjda te conquista el corazón
 Haifa Al-Mansour , directora de cine

 FICHA TÉCNICA:

    DirectorHaifaa Al-Mansour
    Guión Haifaa Al-Mansour

Fotografía: Max Richter
Música: Lutz Reitemeier
 
Productora: Coproducción Arabia Saudí-Alemania; Highlook Communications Group / Razor Film Produktion GmbH
Reparto: Reem Abdullah, Waad Mohammed, Abdullrahman Algohani, Sultan Al Assaf, Ahd Kamel



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