Escribir sobre experiencias que te han marcado de algún modo o que te transforman en otro ser, es una necesidad. Un requisito obligado, tanto para recordar el vehículo de la metamorfosis, como para no olvidar la evolución del cámbio.
Tal vez, fruto de una educación basada en la memorización, obtenida a base de miles de resúmenes, síntesis y repeticiones escritas, mi aprendizaje se sustenta en la escritura y esa práctica me ayuda a ordenar las ideas, a desarrollarlas y a aceptar las contradicciones que, casi siempre, son irresolubles.
Es mucho más fácil expresarse sobre sentiminetos ajenos, experiencias que te tocan muy de cerca, pero que pones en boca de otros, escudriñar en la vida de los demás desde una cómoda butaca, cobijado por la oscuridad de una sala o del salón de casa.
Como amateur (amante) del cine, soy una rigurosa voyeur existencial y me comprometo a escribir únicamente sobre aquello que me ha gustado, en alguno de sus aspectos por nimio éste que sea y sobre lo que siempre podré expresar un opinión positva.
Los comienzos siempre son difíciles, pero cuento con vuestra ayuda
Gracias por seguirme