El guionista y director Noah Baumbach se ganó por primera vez la aclamación de la crítica especializada con The Squid and The Whale (Una historia de Brooklyn, 2005), una visión infantil inspirada autobiográficamente, a través de su propia familia que se desmoronaba. Su última película, Historias de un matrimonio (2019), ofrece una versión inversa de un escenario similar: un retrato agridulce de un matrimonio contado desde la perspectiva de una pareja para quien la custodia de su hijo se convierte en un tema cada vez más complicado y agrio. Así como Jeff Daniels declaró que «todo es muy complicado» en la película de 2005, Scarlett Johansson insiste en Marriage Story que «ya no es tan simple como no estar enamorado». Si bien esas frases parecen hacerse eco entre sí, lo que hace es convertir a estas dos películas en piezas complementarias.
Además de representar a un niño atemorizado en Brooklyn, Noah Baumbach en 2013, se divorció de la estrella de cine Jennifer Jason Leigh y, hasta que Leigh no nos presente su propia versión ficticia de su ruptura, no tendremos nada parecido a la imagen completa de aquella situación. El retrato de una relación en pleno proceso de agonía, se encuentra interpretada impecablemente por Scarlett Johansson como Nicole y Adam Driver que es Charlie, un brillante director del mundo del teatro neoyorquino que quiere iniciarse en Broadway; ella es su esposa y protagonista: una actriz de cine de Los Ángeles que se mudó a Nueva York para estar con su esposo y le dio el glamour crucial a su incipiente compañía teatral.
Pero, para su disgusto, ella se está volviendo mucho menos importante para un esposo que, a pesar de su inteligencia y encanto para con todos los demás, es indiferente a sus necesidades y opiniones. Todo se complica, porque ambos tienen un hijo de ocho años, Henry (Azhy Robertson). La oferta de trabajo televisivo de alto perfil en Los Ángeles lleva el descontento de Nicole a una terrible crisis, aún más dolorosa porque Charlie tiene una cercanía genuina y afectuosa con la madre de Nicole, Sandra, una actuación maravillosa de Julie Hagerty, y su hermana Cassie (Merritt Wever) . Estas mujeres están un poco enamoradas de Charlie, y ¿quién puede culparlas?.
La relación del matrimonio se desmorona y Nicole contrata ingenuamente a una dura abogada de Los Ángeles Nora, interpretada por Laura Dern de un modo deliciosamente depredador. El desconcertado Charlie no tiene más remedio que encontrar a otro abogado representante, y debe elegir entre el agresivo Jay, interpretado por Ray Liotta y Bert interpretado por Alan Alda, siempre incluyendo anécdotas e historias divertidas interminables en sus horas facturables y cuyo consejo moderado resulta ser el más acertado.
Hay quien ha querido hacer una carambola y comparar la película al cine de Bergman en Secretos de un Matrimonio, pero no, al director sueco jamás le interesó lo mundano, como las historias de abogados, de reparto de dinero o custodias de hijos, a Bergman le interesan las reflexiones sobre la pareja, el matrimonio, el amor, el sexo, la convivencia, la soledad, la dependencia y el cariño. Pero no puedo olvidar, que siempre que veo el trabajo de Baumbach, detecto la abrumadora influencia que tiene Woody Allen sobre su cine. Hay una cita de Play It Again Sam (Sueños de un seductor) : «Mi abogado llamará a tu abogado»; «No tengo un abogado, que llame a mi médico», que podría resumir la presencia de Woody Allen en Historias de un matrimonio y sus antecedentes.
Por otra parte, hay más de un toque de Annie Hall en el constante malabarismo entre el pasado y el presente, el este (Nueva York) y el oeste (los Ángeles), entre la fantasía y la realidad. Aún con esa clara influencia, me he reconciliado con el cine de Baumbach, que no me había gustado especialmente en sus anteriores trabajos