Kantemir Balagov (Nalchik, 1991), aunque nació en el seno de una familia sin relaciones con el cine, a los 18 años comenzó a crear sus propios videos. Fue entonces cuando, junto con sus amigos, en Nalchik, rodó una webserie de varios episodios. Aunque no tenía la intención de seguir una carrera como cineasta, de hecho, ya había empezado a estudiar Economía en la ciudad de Stávropol, cuando decidió inscribirse en el taller de cine de la Universidad de Kabardino-Balkaria dirigido por Aleksandr Sokúrov. Después de varios cortometrajes durante su etapa como estudiante, en 2017 Balagov realizó su primer largometraje, Demasiado cerca (Tesnota), que presentó en la sección Un Certain Regard en el Festival de Cannes, donde recibió el premio FIPRESCI de la crítica internacional.
En 2019, Balagov recibió nuevamente el premio FIPRESCI, así como el premio a Mejor Director, en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes por su segundo largometraje, Una gran mujer (Dylda) y que representa a Rusia en los Oscar 2020 en la categoría de Mejor película de Habla no Inglesa. El título original de la película «Dylda», se traduce como «Larguirucha» y así lo han traducido en inglés («Beanpole»), siendo el título en español “Una gran Mujer” un auténtico agravio de concepto.
Para comprender lo que Bagalov nos va a contar en la película es necesario conocer/recordar algunos datos sobre el El sitio de Leningrado (la actual San Petersburgo) una acción militar de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial encabezada por Wilhelm Ritter von Leeb, que buscó el apoderarse de la ciudad, pero ante la perspectiva de tener que mantener una población enemiga de más de tres millones de habitantes, Adolf Hitler instó a que fuese asediada y se dejara morir a la población de hambre y el frío. El sitio duró casi 900 días, desde septiembre de 1941 hasta enero de 1944 y cientos de miles de familias murieron de frío y hambre en sus hogares (la cifra extraoficial de más de un millón de ciudadanos). La falta de alimentos hizo que la población acabase con las palomas, perros, gatos y ratas; llegando a producirse actos de antropofagia y compraventa de cadáveres.
La película está ambientada en una ciudad devastada en 1945, justo después del final de la Segunda Guerra Mundial, y se centra en una complicidad mutua entre dos mujeres que difícilmente podría ser más íntima, configurando un intenso drama. El hecho de ser uno de los países vencedores, no amortigua en absoluto el daño psicológico, emocional y físico que sufren los supervivientes. Aquí el director se centra en el daño interior de los personajes, un par de mujeres que tienen la suerte de estar vivas pero cuyo precario equilibrio, juicio y potencial para recuperar la estabilidad se convierten en interés principal de la película, aunque a lo largo de ella se mencionen numerosos casos de suicidio, como única salida a un presente desolador
La acción transcurre en un hospital destinado a cuidar a ex soldados que padecen todo tipo de enfermedades tanto físicas como psicológicas, convertidos en seres míseros y decadentes, que permanecen bajo cuidado de nuestras protagonistas. Balagov cuenta con dos actrices con interpretaciones magníficas, la rubia altísima Iya (Viktoria Miroshnichenko, que como he leído por ahí se asemeja a un cruce entre Tilda Swinton y Gwendoline Christie de Juego de tronos) cuida con cariño a un niño pequeño, cuya verdadera madre es su amiga íntima, la pequeña Masha (Vasilisa Perelygina) de la que parece estar profundamente enamorada. Iya sufre un síndrome de Catatonía, con episodios de parálisis, que parece un símbolo de la situación en la que se encuentran los habitantes de una ciudad asolada
Realmente terminas por sentir empatía por unos personajes que probablemente nunca se recuperarán de sus traumas en tiempos de guerra, aunque haya un despiadado comportamiento de Masha, en particular, que quiere convencerse a sí misma de un futuro que simplemente no es posible y trata de revivir una juventud perdida, idealizado en un vestido verde y el coqueteo con un muchacho incompetente. Mientras que Iya, más realista, es incapaz de negarle a Masha cualquiera de sus locuras, exponiéndose a situaciones de una irracionalidad delirante.
La película está lejos de ser convencional y Balagov demuestra una gran habilidad en su puesta en escena que es audaz y consigue exhibir todo el dolor manteniendo la cámara fija enfocando desde lo incómodo hasta lo horrible. Mención especial merece la dirección de fotografía de la camarógrafa rusa Ksenia Sereda, por cuyo extraordinario trabajo en Beanpole fue catalogada como una de los «20 cinematógrafos que debes conocer en Cannes 2019» junto a los más veteranos de la industria
Las protagonistas son mujeres poderosas que luchan, cada una a su manera, por rehacer sus vidas a pesar de la gravedad de lo que les sucedió durante la guerra. Al igual que en su ópera prima “Demasiado cerca” Tesnota (2017) el tema central versa sobre mujeres obligadas a tomar las riendas de sus vidas de la manera más trascendente, mientras que los hombres que aparecen son brutales o están rotos, o resultan inútiles.