Es muy difícil realizar el análisis de una película de Terrence Malick, por sus complejas propuestas filosóficas presentadas en una bellísima y poética envoltura visual. Malick no da entrevistas, pero es comprensible que se haya inclinado a realizar una película como ésta en un momento en el que impera un populismo irracional que exige de sus seguidores un apoyo ciego a un figura de autoridad.
Vida oculta de Terrence Malick, es la historia de un objetor de conciencia de la Segunda Guerra Mundial, que se negó a jurar lealtad a Hitler por considerarlo el anticristo. Basada en hechos reales, con guión del propio director, supone su vuelta a una narración lineal, a lo concreto. Tras su paréntesis sin rodar durante dos décadas, Malick se ha ido despegando poco a poco de lo que son las certezas o reglas establecidas, para ir cimentando un cine cada vez más filosófico y casi metafísico, cuyas imágenes son constantes inspiraciones pictóricas.
August Diehl interpreta a Franz Jägerstätter, un modesto héroe de la vida real, que en el cine sólo parecen interesar a Clint Eastwood. No era un político famoso, ni un revolucionario ni siquiera un hombre particularmente extrovertido o de gran oratoria. Simplemente tenía un conjunto de profundas creencias y se mantuvo fiel a ellas hasta el final. Como resultado, sufrió una serie de castigos cada vez más graves que pretendían quebrar su voluntad, pero que terminaron endurecieron su determinación.
Solo había una manera de que esta historia pudiera terminar, ya que las dictaduras fascistas no son amables con los ciudadanos que se niegan a hacer lo que se les ordena. Franz Jägerstätter se inspiró en Franz Reinisch, un sacerdote católico que fue ejecutado por negarse a jurar lealtad a Hitler, y decidió que estaba dispuesto a salir de la misma manera si se trataba de eso.
La historia era poco conocida fuera de St. Radegund, y podría no haberse descubierto nunca, si no fuera por la investigación de Gordon Zahn, un estadounidense, que visitó el pueblo en la década de 1970. La película se basa en el intercambio de cartas de Franz Jägerstätter con su esposa Franziska, o Fani, editado por Erna Putz y publicado en inglés por Orbis Books.
La película comienza en 1939, con un montaje de noticiarios que establece la consolidación del poder de Hitler. Franz vive en el pequeño pueblo alpino alemán de St. Radegund con su esposa Franziska, apodada «Fani» (Valerie Pancher), y sus tres hijas pequeñas, llevando vida sencilla, arando los campos, embalando el heno y criando ganado. Franz es reclutado por el ejército alemán y recibe entrenamiento militar, pero no llega a entrar en combate y regresa a casa para seguir con su vida pastoril.
Cuando lo llamaron nuevamente, en 1943, momento en el que él es consciente de que Alemania ha conquistado varios países, que ha matado y encarcelado a miles de personas que simplemente defienden a sus familias y sus hogares y decide que su conciencia no le permitirá servir en combate. Se opone a la guerra en general, pero a ésta en particular.
El efecto que el matrimonio produce en Franz es complejo. Por una parte, aparentemente era una persona apolítica hasta que conoció a Fani, y después de casarse con ella, arraigó en él una férrea creencia en sus principios. La guerra supone para Franz tomar una agónica decisión de renunciar a los mismos valores que él está orgulloso de haber asimilado de ella, y ella está orgullosa de haberle enseñado a modo de ejemplo.
Si Franz no renuncia a sus creencias, estará privando a Fani de un esposo, a sus hijas de un padre y a toda la familia de unos necesarios ingresos, además de quedar estigmatizados, siendo el blanco del desprecio público de los aldeanos que adoran a Hitler como un dios y tratan a cualquiera que se niegue a idolatrarlo como un hereje que merece la cárcel o la muerte.
La dinámica social presentada en Vida Oculta es atemporal y se puede establecer un paralelismo con nuestro presente y usa su historia como trampolín para realizar preguntas destinadas a provocar la introspección en los espectadores. Preguntas tales como: ¿Es moralmente aceptable permitir que la familia sufra por no renunciar a las creencias propias? ¿Es eso lo mejor para la familia, para la sociedad, para uno mismo? ¿Es ético actuar buscando la supervivencia? ¿Qué actos de supervivencia son aceptables y cuáles se definen como cobardía?
Lo importante aquí no es solo lo que sucedió, sino lo que sintieron nuestro protagonista y sus seres queridos mientras ocurrían los hechos, y las preguntas que surgían en su pensamiento a medida que pasaba el tiempo. Lo que hace que esta historia sea épica, más allá del hecho de su tiempo de ejecución, es la atención extraordinaria que el escritor-director, sus actores y el resto del equipo prestan al contexto mundano que rodea las decisiones del protagonista.
Como siempre es el caso en el trabajo de Malick, Vida oculta observa los detalles físicos de la existencia, ya sea los movimientos rítmicos de las guadañas cortando el césped en un campo, las sombras dejadas en las paredes por la luz del sol que pasa a través de los árboles, o la forma en las piernas y los pies de la niña dormida cuelgan mientras su padre la acuna. De una manera que recuerda a «Days of Heaven», Malick vuelve repetidamente a la acción ritualizada del trabajo, tras las rejas o en la aldea, permitiendo que las tareas simples se desarrollen en tomas más largas sin música y nos da una idea de cómo las luchas filosóficas personales se integran en la vida cotidiana.
El director artístico, Steve Summersgill dice que las ubicaciones fueron cuidadosamente seleccionadas por su textura, autenticidad y alcance visual. La película se rodó en iglesias y catedrales, granjas con ganado real, huertos, montañas, campos y caminos rurales. Se filmaron algunas escenas en los lugares de St. Radegund donde tuvieron lugar los eventos representados, incluidos ciertos interiores de la casa Jägerstätter, que a lo largo de los años se ha convertido en un sitio de peregrinación, así como junto al río Salzach cerca de St. Radegund y en el bosque que hay debajo de la casa.
El extenso reparto, encabezado por August Diehl y Valerie Pachner, cuenta con magníficos actores europeos, en su mayoría de los países de habla alemana, Austria, Suiza y Alemania, siendo la última aparición del actor sueco Michael Nyqvist y de Bruno Ganz, después de sus respectivas muertes en 2017 y 2019. El director, haciendo que en el diálogo se alterne el alemán con el inglés, consigue una mayor veracidad en las escenas de máxima violencia.
Este es el primer largometraje de Terrence Malick sin el director de fotografía Emmanuel Lubezki desde La delgada Línea roja. Sin embargo, el operador alemán de Steadicam de las películas filmadas por Lubezki, Jörg Widmer, ocupó su lugar y el resultado es de una belleza arrolladora. Las luces artificiales solo se utilizaron en raras ocasiones durante el rodaje y en todos los otros sets, incluidas las tomas realizadas en las celdas de la prisión, el equipo simplemente usó el momento adecuado del día para rodar hasta que se ponía el sol.
Otro de los logros a destacar de Vida Oculta es su banda sonora, formada por una recopilación de temas de autores clásicos, otros más contemporáneos como Kilar o Arvo Pärt y temas originales de James Newton Howard. Una de las primeras ideas que Terrence Malick le trajo a Howard fue incorporar sonidos que había capturado durante la producción, como las campanas de las iglesias de las aldeas, las campanas de vacas y ovejas, el aserradero, los sonidos de la prisión y las guadañas en los campos. Como resultado, Howard grabó muchos de esos sonidos y los procesó en elementos musicales que se tejen a lo largo de la partitura. El resultado es sencillamente sensacional.
Es una de sus mejores películas de Terrence Malick y, posiblemente, de las más exigentes. El director pasó casi tres años editando esta película y durante las 2 horas y cincuenta y tres minutos de duración, se percibe como una suma de su carrera, que combina elementos estilísticos de la filmografía de casi cincuenta años de Malick , escasos diálogos y con las poderosas voces en voz en off que abrazó en la última parte de su carrera.
La película toma su título, Vida Oculta, de la última frase de Middlemarch de George Eliot :
«…. el bien creciente del mundo depende en parte de los actos no históricos; y si las cosas no están tan mal contigo y conmigo como podrían haber estado, se debe en parte al conjunto que vivió fielmente una vida oculta y descansa en tumbas no visitadas.».