La última película del director noruego Joachim Trier, fue elegida para la representación de Noruega por la carrera de los Óscar en 2017 en la categoría de lengua extranjera, además de obtener el Premio del Jurado a Mejor Guión en el último Festival de Sitges, la película es un “coming of age”, un género cinematográfico que se centra en el desarrollo psicológico y moral de la protagonista que transita desde la infancia a la edad adulta.
El crecimiento personal y los cambios que se producen en la joven se sustentan en el diálogo y las respuestas emocionales, que se manifiestan a través de unos fenómenos sobrenaturales, que pueden llegar a ser aterradores. El conflicto de Thelma reside en la gran influencia que la familia tiene sobre ella, su estricta educación cristiana y las dificultades que ella tiene para aceptar sus propios deseos cuando va descubriendo las libertades de la vida en el campus, al que acaba de llegar para comenzar sus estudios de biología.
El director Joachim Trier no está interesado en convertir Thelma en una película de terror explícita, ni tampoco parece querer explicar los poderes de su personaje o construir una alegoría alrededor de ellos. El director noruego prefiere mostrarnos el mundo interno de Thelma, su tristeza, nostalgia y turbación que experimenta al dejar a su familia atrás y adentrarse en el desconocido mundo de los adultos. Con un tono inteligente, medido y su elegante estilo visual, lo sobrenatural supone un pretexto para contar una historia de mayor calado.
Las películas anteriores de Joachim Trier han mostrado una gran afinidad por examinar las vidas lastimadas de jóvenes y adolescentes, marcadas por la pérdida, el aislamiento y la incomprensión mutua, territorio en el que parece encontrarse más cómodo en Thelma, en un guión escrito con su colaborador habitual, Eskil Vog
En una secuencia maravillosamente hitchcockiana y emocionalmente muy tensa durante un espectáculo de danza, cuando Anja se insinúa sexualmente a Thelma, la culpa y la confusión hacen que ésta se asuste y aparezcan imágenes siniestras de serpientes que invaden su subconsciente mientras reza para ser purificada de pensamientos impuros.
El equipo guionista había estado explorando el fenómeno de la epilepsia psicógena que afecta a Thelma. Lo cierto es que constituye una enfermedad real, no la epilepsia neurológica, sino aquella desencadenada por razones psicológicas. Hablando con los médicos especialistas, llegaron a la conclusión de que debía haber un detonante más poderoso, así que añadieron la relación lésbica para poder profundizar en el objetivo principal del film que es la relación entre padre e hija.
Thelma es una película muy atractiva en forma y contenido, consolidando la buena reputación como director de Joachim Trier, que ha conseguido mantener su criterio en el montaje final de sus películas y cuya trayectoria será muy interesante de seguir.
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