En la película La Candidata perfecta (2019), la candidata directora saudí Haifaa Al Mansour regresa a su país natal, después de su exuberante biografía romántica Mary Shelley y la comedia romántica de Netflix Nappily Ever After . Gracias a la distribución de Match Factory, esta coproducción entre Arabia Saudita y Alemania se presentó en el pasado Festival Internacional de Cine de Venecia
Casi podríamos considerar La candidata perfecta una versión adulta de La bicicleta verde (Wadjda, 2012). Su ópera prima nos muestra a Wadjda, una niña saudita rebelde que participa en un concurso de lectura del Corán para ganar una bicicleta, también se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Venecia en 2012.
En ésta última entrega, la directora nos muestra la evolución de las durísimas normas restrictivas que el país mantiene en vigor, haciendo alarde de una hipócrita moral férrea, ya que en su suelo cuenta con el lugar de peregrinación más importante del mundo islámico, La Meca .
Tomando una gran cantidad de referencias culturales, Haifa Al Mansour nos cuenta una fábula sobre una joven médico, decidida y valiente en una de las sociedades más machistas del mundo. Con un elevado nivel de vida y una completa integración de las nuevas tecnologías, la directora ofrece una visión sincera con una perspectiva irónica e incluso humorística sobre una estructura social aburrida y malcriada que se encuentra completamente dividida según el género y muy preocupada por las apariencias
La Doctora Maryam, interpretada por la bellísima actriz Mila Alzahrani, es vista por primera vez conduciendo su automóvil sola, algo que las mujeres saudíes solo pueden realizar desde el cambio de normativa en 2018 por el rey Mohammad bin Salman, hacia un modesto hospital donde trabaja y que se encuentra en una pequeña ciudad en la provincia de Riad.
Todos los días se encuentra con el mismo panorama, la calle sin asfaltar frente al centro sanitario que impide el acceso de los pacientes más graves a la entrada de urgencias. Una vez en su puesto de trabajo, la directora nos muestra una escena muy reveladora, cuando ella intenta realizar el reconocimiento de un anciano herido en un accidente de tráfico, Abu Musa (Hamad Almuzainy), es rechazada por el paciente que se niega a mirar a una mujer y mucho menos a ser tocada por ella, incluso por una mujer que lleva un niqab que cubre todo su rostro, pero sus ojos. Cuando ella persiste, el administrador del hospital, el Dr. Ghazi (Bandar Hadadi) le ordena que deje al paciente, que será atendido por los enfermeros.
De vuelta a casa, ella y sus hermanas menores Selma ( Dae Al Hilali ) y Sara (Noura Al Awadh) preparan una abundante cena de Ramadán, compartida con su padre Abdulaziz (Khalid Abdulraheem), un músico que toca el oud cuyo dolor por la reciente muerte de su esposa le ha hecho sentir más desconcertado en el cuidado de sus hijas.
El príncipe heredero y gobernante de facto Mohammad bin Salman dice que quiere reformar el país en términos sociales y económicos como parte de su plan Visión 2030, para alcanzar una Arabia Saudita moderna. Debido a la necesidad de una reforma económica y de inversión extranjera, Arabia Saudita ha estado tratando de mostrar al mundo que está abierto a los negocios y en éste contexto se han reabierto los cines, centros comerciales y conciertos de música. Las actividades de entretenimiento han estado prohibidas en suelo saudí hasta el pasado año y para asegurarse de que los saudíes se gasten el dinero en Arabia Saudita y no viajen fuera del país, se han vuelto a permitir.
Por ello, existe una historia paralela a la de la doctora Maryam y es la de su padre Abdulaziz que junto a un grupo de músicos inicia una gira por el país, con la esperanza de que las autoridades se fijen en ellos y los contraten para la Orquesta nacional que está a punto de crearse. Abdulaziz y sus músicos apenas son apreciados por el público y terminan luchando contra las críticas fundamentalistas para convertirse en intérpretes muy populares del tipo de música tradicional comúnmente escuchada en público antes de la represión ultra wahabi de mediados del siglo XX.
La directora aprovecha el viaje de Abdulaziz para conseguir que Maryan sea candidata local al municipio de su ciudad. Cuando Maryam quiere asistir a una conferencia médica en Dubai, descubre en el aeropuerto que su permiso para viajar ya no es válido y no consigue que su padre le renueve el permiso, como vigilante de ella, ya que está de viaje.
Desesperada debe recurrir a un primo lejano Rashid (Ahmad Al Zulaimy), pero para conseguir que dicho primo atienda su demanda, debe antes inscribirse en el registro de candidatos. Derrotada en su propósito de viajar, pero ahora candidata oficial, Maryam regresa a casa y decide continuar con las elecciones para conseguir que el camino de acceso al hospital sea reparado .
Ésta es otra reforma que Mohammad bin Salman ha promovido la eliminación de la autorización para viajar en el caso de las mujeres mayores de 18 años, un trámite que hasta ahora se efectuaba a través de «Absher», una aplicación móvil creada por el centro de información nacional de Arabia Saudí. Una vez identificado con nombre de usuario y contraseña, el tutor o vigilante accede a la información sobre las mujeres bajo su tutela. Otra reforma que estudian las autoridades saudíes es el fin del uso obligatorio de la «abaya», la túnica holgada y larga que las féminas del reino se colocan encima de su ropa habitual.
Su hermana menor, Sara, está furiosa, convencida de que la exposición que recibirá como mujer que intenta ingresar en la política, incluso una mujer con un niqab, avergonzará a la familia. Trae recuerdos de su madre, una cantante de bodas cuya visibilidad pública creó situaciones tensas para sus hijas. Selma, una fotógrafa de bodas de éxito, es más solidaria y organiza una fiesta de recaudación de fondos que completa con un desfile de modas abaya, para crear conciencia sobre la campaña de Maryam.
La respuesta es menos entusiasta de lo esperado, en gran parte porque muchas de las mujeres no votan, o de lo contrario sus padres / esposos no les permitirán votar por una mujer, pero cuando Selma le dice a su hermana: «Creo en ti». Maryam encuentra la confianza para quitarse su niqab e ir a la televisión sin un velo sobre su rostro. Como era de esperar, la seguridad en sí misma de Maryam sigue creciendo a medida que abraza su nuevo papel como defensora no solo de las mujeres, sino de toda la comunidad.
La música, desempeña un papel muy importante en la narrativa y la partitura de Volker Bertelmann combina astutamente canciones de amor tradicionales y melodiosas cantadas por una variedad de excelentes intérpretes. La cantante Khadeeja Muath (en YouTube se deletrea Khadija Moaz) también tiene un impacto real, interpretándose a sí misma y generando destellos de una alegre calidez cada vez que aparece en la pantalla.
El director de fotografía Patrick Orth (responsable de Toni Erdman) no nos ofrece imágenes excesivamente originales, dándole en ocasiones un aspecto de telefilm, pero consigue destacar de forma muy efectiva la presencia de las tres hermanas y su creciente cohesión entre ellas y con su padre Abdulaziz.
La primera película que la Autoridad General de Cultura de Arabia Saudita, ha decidido financiar ha sido La candidata perfecta de Haifa Al Mansour y afirma que las directoras serán apoyadas al igual que las películas con temas renovadores. Al-Mansour coescribió el guión con Brad Niemann. Al-Mansour que hizo historia en 2012 con Wadjda, se convirtió en el primer largometraje rodado en Arabia Saudita y el único largometraje realizado en el país por una directora.
Al-Mansour, que actualmente vive en California, aseguró:
«Creo que el cambio debe ser sostenido e impulsado por las personas que más necesitan las mejoras y una mayor movilidad en sus vidas diarias. Quiero ayudar a liderar este cambio positivo contando una historia que esté llena de esperanza y celebra el poder de la resistencia y el trabajo duro. Quiero alentar a las mujeres sauditas a aprovechar el momento, a arriesgar y romper con el sistema que durante tanto tiempo nos ha frenado ”