«Viva la libertad» ( À nous la liberté) de 1931

En el cine francés de la década de los años treinta, la relación entre sonido e imagen encuentra un punto importante para la experimentación, siendo de gran influencia en el movimiento del realismo poético

“À nous la liberté´” de 1931 es el tercer film sonoro del director René Clair y quizás sea uno de los largometrajes más elegantes de los principios de la producción sonora. Este clásico de Clair supone una mezcla, aparentemente sin esfuerzo, de melancolía romántica, amarga crítica social y sutil surrealismo. sus muchas cualidades estéticas tienden a eclipsar las asombrosas innovaciones tecnológicas de la película utilizando para ello  la poética del sonido.

À nous la Liberté de René Clair, uno de los grandes clásicos de comedia de todos los tiempos, es una sátira hábil de la revolución industrial y la búsqueda ciega de la riqueza. Integrando hábilmente su técnica de comedia musical de firma con crítica social acentuada, Clair nos cuenta la historia de dos amigos, Émile y Louis,  que se encuentran en prisión e intentan escapar juntos. Sin embargo, durante la fuga surgen problemas y Louis consigue escapar gracias a que Émile se sacrifica, siendo capturado de nuevo. Una vez en libertad Louis comienza a trabajar como vendedor de fonógrafos y pronto se encuentra siendo propietario de una gran empresa: un convicto escapado que se convierte en un rico industrial.

Clair nos muestra una cadena de montaje altamente mecanizada y que convierte a los trabajadores en meros mecanismos de relojería al servicio de dicha cadena de producción. Los obreros son tratados como autómatas, del mismo modo que a los presos de la prisión que tan bien conoció Louis en su tiempos de convicto, pero solo parece importarle el que sus fábricas crezcan, al igual que la riqueza que acumula.

Cuando Louis trata de introducirse  por  los círculos de la clase privilegiada y opulenta y ser aceptado en los mismos, se encuentra ridiculizado a sus espaldas por su falta de cultura y sofisticación. René Clair aprovecha estas escenas para burlarse de los tics de las clases poderosas, faltas de escrúpulos y muy poco empáticas con la clase trabajadora, así como del comportamiento de los nuevos ricos.

Por desgracia, el pasado de Louis vuelve al presente para alterar sus planes cuidadosamente establecidos, produciéndose un reencuentro con su amigo Emile y con el mundo mafioso del que parecía estar completamente desvinculado. Con un ingenio alegre, una tremenda innovación visual y una manipulación magistral del sonido, À nous la Liberté es a la vez una potente acusación de la sociedad moderna mecanizada y un bullicioso placer cómico.

Una parte muy importante de la película es la música, que corrió  a cargo de George Auric. Éste había colaborado años atrás como actor con René Clair  en  “Entreacto” en 1924 y  consolidó su larga carrera como compositor en “ La sangre de un poeta” de 1932 dirigida por Jean Cocteau

Para comprender la película que Charles Chaplin presentó en 1936, “Tiempos Modernos” es necesario visualizar “À nous la Liberté”, ya que se inspiró en la misma e incluso copió muchas de sus ideas. La Société des Films Sonores Tobis, que había producido “Viva la libertad” en 1931, y que por aquel entonces estaba bajo el control del ministro de Propaganda del Tercer Reich Joseph Goebbels, decidió demandar a Chaplin por imitación y plagio. Clair se opuso a esta decisión,ya que admiraba profundamente a Chaplin y consideraba que “Tiempos Modernos” era un claro homenaje a su película. Sin embargo, la productora Tobis  continuó  acosando a Chaplin durante casi una década.

 

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FICHA TÉCNICA

Director: René Clair
Guión : René Clair
Fotografía: Georges Périnal (B&W)
Música: George Auric
Productora: Société des Films Sonores Tobis
Reparto:  Raymond Cordy, Henri Marchand, Paul Ollivier, André Michaud, Rolla France, Germaine Aussey, Léon Lorin , William Burke

"Bajo los techos de París" de 1930 dirigida por René Clair

La llegada del cine sonoro supuso una gran revolución en la industria cinematográfica mundial, pero en Francia fue especialmente relevante ya que surgieron un gran número de cineastas independientes, que experimentaron con la imagen y el sonido. Dos grandes precursores de un nuevo vanguardismo fueron René Clair y Jean Vigo, que ejercieron una influencia directa en los inicios del llamado Realismo poético francés.

Si la irrupción del sonido en el cine supuso un gran cambio en el modo de concebir el cine, no fue menos importante la influencia de la realidad política y económica que se vivía en la Francia de entreguerras. Las fuerzas de la izquierda tras las grandes derrotas que ésta había sufrido en Europa Occidental durante 1933-34, formaron una coalición de partidos políticos afines llamado Frente Popular (Front populaire) y que gobernó en Francia entre 1936-1937.

Las características que definieron el movimiento del Realismo poético francés, no son solo consecuencia de las influencias culturales de principios del siglo XX y su impulso creativo, sino también de la necesidad de utilizar el cine como un medio para expresar ideas de carácter político y social, que tuvo un gran  desarrollo bajo la supervisión y tutela del Frente Popular.
Las influencias culturales que contribuyeron decisivamente en este movimiento cinematográfico, fueron fundamentalmente:
La literatura naturalista de finales del siglo XIX y que nace como contrapunto al romanticismo y cuyo principal impulsor fue Emile Zola. Se caracteriza por la ausencia del libre albedrío, resultado de la suma del determinismo genético y la influencia del medio ambiente.
El vanguardismo cinematográfico transgresor, como el dadaísmo de René Clair o Picabia  y el surrealismo poético de Jean Epstein o Jean Cocteau.Movimientos muy imaginativos, claramente antidogmáticos y transgresores.
El expresionismo alemán, nacido de la incertidumbre política y moral de la década de los años veinte en alemania. Como resultado de dichas influencias, se fueron definiendo los principios generales del realismo poético como movimiento cultural en el cine que agrupó a varios directores. Los aspectos fundamentales son:
Al igual que los films expresionistas de los años veinte, casi todos los escenarios son urbanos, la mayoría situados en  París (aunque exista algún ejemplo en las colonias) concentrados sobre la misma idea de la ciudad y de los cambios que se están produciendo. Esta es la faceta más “realista”, la ciudad como la personificación del vicio, con calles deformes y arquitecturas torturadas.
Las películas nos muestran una atmósfera lúgubre y pesimista, con una iluminación repentina de las calles que son brumosas, ensombrecidas y bañadas por un entreluz que se sitúa siempre al amanecer o al atardecer. Es un periodo que dió grandes directores de fotografía como: Armand Thirard, Eugen Schüfftan, Curt Courant, Claude Renoir, Jules Kruger  o André Bac.
Otra de las características del movimiento realismo poético se encuentra en la utilización de decorados.  La reconstrucción de la realidad en los estudios otorga a las películas de éste período un extraño halo irreal, imprimiendo a las imágenes una estética visual que ayuda a añadir un cierto lirismo al pesimismo de las películas y a su lúgubre mirada.Para ello los directores contaron con la ayuda de grandes decoradores como Alexandre Trauner de origen húngaro y  el director artístico Lazare Meerson.
La importancia del diálogo: Gran parte de las escenas son  filmadas para servir a estos diálogos, en el sentido en que la palabra y la idea expresada verbalmente, se convierte en el centro de atención. Existieron varios autores fundamentales en éste movimiento: los guionistas y dialoguistas Jacques Prévert y Henri Jeanson, el guionista belga Charles Spaak y el escritor y productor Marcel Pagnol

Son característicos los personajes malditos, representantes de una clase social baja, obreros, artistas o individuos marginales, pero sobre todo marcados por un fatalismo del que no pueden escapar. Lo que busca es poetizar esa realidad cotidiana de dichos personajes, de forma que el lirismo nace de la propia realidad y no de su manipulación. No se trata de estetizar una realidad gris sino de plasmarla, de hacerla patente  y buscar en ella la esencia de las cosas y del momento. En las historias del realismo poético subyace en todo momento un gran sentido de tragedia cotidiana.

Las calles de París recreadas en un estudio

Aunque Bajo los Techos de París (Sous les toits de Paris, Francia, 1930),no fue la primera cinta sonora francesa propiamente dicha, sí es el primer musical de René Clair y la película que situó al director en el panorama cinematográfico internacional. El film fue famoso por el uso del técnico del sonido y su elevado valor artístico. En el cine francés durante la década de 1930, la relación entre sonido e imagen encuentra un punto importante para la experimentación, siendo de gran influencia en el movimiento del realismo poético.

Es un film de gran importancia por sus diálogos, por el uso del sonido ambiente y, como no, por la música.

La película comienza con un original plano secuencia de casi dos minutos, donde la cámara montada en una grúa, se desplaza por los techos de la ciudad hasta alcanzar un primer plano de la calle. En ella vemos a un grupo de personas cantando “Bajos los Techos de París”. Mediante este moderno travelling, Clair nos muestra las modestas viviendas y estrechas calles de un barrio de París y cómo el sonido va aumentando de volumen a medida que la cámara se acerca al grupo de cantantes callejeros. Aunque la totalidad de la película se filmó en un estudio, nos transmite un ambiente humilde donde se mezclan, personas de extracción modesta, migrantes, pequeños rateros, rufianes y artistas.
A pesar de que la historia pueda parecer bastante sencilla, la forma de contarla es realmente innovadora y envolvente.

El director sabe alternar la música, los sonidos ambiente para destacar cada situación y todo lo que nos cuenta con los silencios.

El argumento se basa en un guión del propio René Clair, donde  Albert (Albert Préjean), un cantante callejero que se enamora de Pola (Pola Illéry), una inmigrante polaca. Sin embargo, Pola  está siendo acosada por Fred ( (Gaston Modot) que es jefe de una banda de gansters y chulo de algunas chicas. Albert y Pola inician una relación, hasta que por una trampa preparada por el ganster, Albert es encarcelado. Mientras el cantante permanece en la cárcel, Louis, su mejor amigo, empezará a cortejar a Pola. Es curioso que los dos amigos se jueguen la posibilidad de salir con Pola a los dados, como si la relación entre ello estuviese muy por encima del amor por Pola.
La puesta en escena de Clair es muy original y los desplazamientos de la cámara a través de un tragaluz del edificio donde vive Pola, nos permite atisbar lo que sucede en casa de cada vecino y de qué manera la pegadiza canción “Bajo los Techos de París” pasa de un piso a otro al ser cantada o tarareada, al igual que imitaría Rouben Mamoulian en 1932 en la película “Love me Tonight “.
Los tejados de París desde lo alto de una grúa en un decorado
 Albert Préjean y Pola Illéry  los protagonistas
Una magnífica fotografía de Georges Périnal y Georges Raulet
 Albert Préjean y Pola Illéry  los protagonistas
Una pelea junto a las vías de tren que se aprecia por el sonido del tren

René Lucien Chomette nació en París el 1898, se crió en el barrio de Les Halles en París.En su época de estudiante, se hizo amigo de Jacques Rigaut, poeta surrealista perteneciente al movimiento dadaísta, obsesionado con el suicidio. En 1917, fue reclutado como paramédico y en 1918, se convirtió en un periodista en Intransigeant bajo el seudónimo de René Després.
Poco después trabajó con actor en algunas películas y eligió el nombre artístico de René Clair. Pronto empezó a escribir el guión de la que sería su primera película, un interesante mediometraje de ciencia ficción de 1923 “Paris qui dort” , donde ya se asentaron las bases del estilo de su obra posterior: sensibilidad, emoción, ingenio e imaginación, sentido del humor e ironía, fantasía, lirismo, capacidad de observación, sencillez y una gran humanidad.

«París qui dort» película silente de 1923 
Escenas sensacionales del París de 1923 

En 1924 realizó un corto para que se proyectara en el entreacto de una obra de teatro. El film de inspiración dadaísta y que se llamó “Entreacto” contó con la colaboración de Erik Satie en el apartado musical, y del mismo Picabia . El estreno creó un sonado escándalo que le dió a René Clair una gran notoriedad frente a la intelectualidad y los ambientes vanguardistas del París de la época.

«Entreacto» de 1924 imágenes de una bailarina
«Entreacto» un corto dadaísta de René Clair

Después del fracaso de su película “El último millonario” (1934), René Clair aceptó la oferta que le hace el conocido productor Alexander Korda para trabajar en Londres. Cuando intentó regresar a Francia, la guerra estaba a punto de estallar en Europa y marchó a Estados Unidos, donde fue muy bien acogido por la industria de Hollywood. Su marcha y el prematuro fallecimiento de Jean Vigo, dejó huérfano el movimiento del Realismo poético, que tuvo que reinventarse.

René Clair durante el rodaje de «París qui dort»

FICHA TÉCNICA:

Director: René Clair

Guión : René Clair

Fotografía: Georges Périnal y Georges Raulet

Música: Raoul Moretti, René Nazelles

Productora: Films Sonores Tobis

Reparto: Albert Prejean, Pola Illéry, Gaston Modot, Bill Bocket, Edmond T.Gréville, Raymond Aimos, Paul Olivier, Thomy Bourdelle, Jane Pierson. 

«Bajo los techos de París» de 1930 dirigida por René Clair

La llegada del cine sonoro supuso una gran revolución en la industria cinematográfica mundial, pero en Francia fue especialmente relevante ya que surgieron un gran número de cineastas independientes, que experimentaron con la imagen y el sonido. Dos grandes precursores de un nuevo vanguardismo fueron René Clair y Jean Vigo, que ejercieron una influencia directa en los inicios del llamado Realismo poético francés.

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