La película de James Gray plantea la pregunta de si alguna vez deberíamos haber viajado a la luna. Quizás la humanidad nunca evolucionó lo suficiente y nunca estuvo equipada con las herramientas adecuadas para comprender su propia existencia limitada, para dar un salto tan gigante hacia lo desconocido.
En los primeros compases, el director nos muestra una cínica visión de la colonización de la Luna, a la que compara con el “salvaje oeste” llena de bandidos y fuera de la ley, que se completa con restaurantes Subway, casinos, hoteles y comodidades terrenales, y demás negocios al servicio de distraer a la humanidad de la extracción de los recursos de la luna, que han hecho estallar nuevas guerras.
Desde tiempos ancestrales la humanidad ha soñado con viajar al espacio, descubrir nuevos mundos y desde los comienzos del cine se ha querido hipotetizar sobre cómo sería el universo y cuál sería el lugar de la humanidad entre las estrellas. Uno de los primeros ejemplos de la película de ciencia ficción, que preparó el escenario para el tipo de espectáculo que esperamos ver en el cine, fue Georges Melies A Trip to the Moon (1902).
El cine de hollywood ha sabido, a lo largo de su historia, apropiarse de las ideas e imágenes que los creadores europeos y, sobre todo, soviéticos han desarrollado de un modo brillante. Así, uno de los films más importantes en la inspiración de Stanley Kubrick para su 2001: Una Odisea del espacio y para la misma Ad Astra, ha sido la película Doroga K zvezdam ( Road to the Stars ) de 1957 y dirigida por Pavel Klushantse
La película se atreve a preguntar por la búsqueda de vida extraterrestre cuando no apreciamos la vida humana. Sugiere que estamos solos en el universo, tal vez porque no merecemos encontrar otra vida y los grandes principios de la ciencia ficción son refutados por la película de James Gray. El trabajo sin conexión humana es inútil, la trascendencia no depende de una transformación externa, sino interna. Ad Astra presenta el espacio como un gran vacío solitario, hermoso pero impenetrable, ya que el espacio no es la frontera final y la conservación de la Tierra puede ser el objetivo principal.
Al principio de la película Ad Astra, dice Roy McBride (Brad Pitt) «Somos devoradores de mundos», y tal vez, junto a la frase del título tomada prestada del poeta romano Virgilio, quien dijo: «sic itur ad astra», o «así uno viaja a las estrellas», nos queda la esencia de la película: «Somos devoradores de mundos; así viajamos a las estrellas”.
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Ad Astra, Somos devoradores de mundos; así viajamos a las estrellas
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