Es muy difícil realizar el análisis de una película de Terrence Malick, por sus complejas propuestas filosóficas presentadas en una bellísima y poética envoltura visual. Malick no da entrevistas, pero es comprensible que se haya inclinado a realizar una película como ésta en un momento en el que impera un populismo irracional que exige de sus seguidores un apoyo ciego a un figura de autoridad.
Vida oculta de Terrence Malick, es la historia de un objetor de conciencia de la Segunda Guerra Mundial, que se negó a jurar lealtad a Hitler por considerarlo el anticristo. Basada en hechos reales, con guión del propio director, supone su vuelta a una narración lineal, a lo concreto. Tras su paréntesis sin rodar durante dos décadas, Malick se ha ido despegando poco a poco de lo que son las certezas o reglas establecidas, para ir cimentando un cine cada vez más filosófico y casi metafísico, cuyas imágenes son constantes inspiraciones pictóricas.