La actriz, escritora y directora francesa Mati Diop (1982) regresa a Senegal para realizar su primer largometraje, que supuso la primera participación en el Festival de Cannes dirigida por una mujer negra. De madre francesa, ella nació y creció en París, aunque especialmente influenciada por el trabajo cinematográfico de su tío, Djibril Diop Mambety, al que seguiría en la carrera cinematográfica.
Ella reconoce que sus trabajos audiovisuales tienen su inspiración en la obra de Apichatpong Weerasethakul o de cineastas estadounidenses independientes como John Cassavetes. Por ello, no nos sorprende que en su ópera prima “Atlantique”, sea una historia evocadora de fantasmas. Haciéndose eco del título, el tema y la ubicación de su primer cortometraje documental Atlantiques (2009), esta película regresa a las calles abarrotadas de Dakar donde Diop también filmó A Thousand Suns (2013), su aclamado mediometraje homenaje al clásico senegalés Touki Bouki ( 1973), dirigida por su tío Djibril Diop Mambety.
Exquisitamente filmada por la directora de fotografía Claire Mathon, tiene una magnífica banda sonora de Fatima Al Qadiri, contiene actuaciones genuinas de algunos de los actores secundarios no profesionales y nos permite descubrir a la sugestiva adolescente Mame Bineta Sane en el papel protagonista, con la suma de todo ello, la película reúne algunos componentes extremadamente auténticos. La acción comienza en la periferia de la ciudad de Dakar, Diamniadio, donde se está construyendo un barrio nuevo, lujoso y moderno para los extranjeros, encabezado por una torre de diseño, un absurdo proyecto de Wade y de Gadafi que afortunadamente nunca llegó a ver la luz. El rascacielos se ha reproducido en 3D y aparece durante la película, para recordarnos el capitalismo salvaje, el sacrificio de la población y del interés general en pos del beneficio particular, recordándonos uno de los peores cánceres del África subsahariana, la corrupción con mayúsculas.
Mati Diop nos muestra con un desgarrador realismo las desoladoras condiciones de vida de muchos jóvenes africanos que contemplan su vida sin ningún futuro, siendo su única esperanza arriesgar sus vidas, enfrentándose a un peligroso océano durante casi 400 km para llegar a España, desde Dakar. En la realidad, muchos de ellos saben que: “Cuando decides partir, ya sabes que estás muerto”. Aunque todo está relacionado, el tema central de la película, es la situación de las mujeres africanas, agravado en las últimas décadas por el arraigo, en su cultura animista, del islamismo.
El cuarto capítulo del Corán (o sura) se llama «Mujeres» (An-Nisa). El versículo dice: «Los varones tienen autoridad sobre las mujeres porque Alá ha hecho [a] algunos de ellos que superan a otros, ya que pasan fuera de su propiedad; las buenas mujeres son por lo tanto obedientes, guardando lo oculto como Alá ha guardado, .. «Alá es grande, es maravilloso». Gracias a las interpretaciones subjetivas del Corán (casi exclusivamente por los varones), la preponderancia de los mullahs misóginos y la ley Sharia retrógrada en la mayoría de los países «Musulmanes», el Islam es conocido como promotor de la misoginia en su peor forma.
Ante ello, la directora, antes que perderse en lo trágico o lo lacrimógeno, sigue un camino radical de representación, abordando lo fantástico en profunda conexión con su herencia africana, y literalmente nos presenta fantasmas de los muertos que viven dentro de los vivos. En el Festival de Cine de Cannes 2019 con su película Atlantique, Mati Diop recibió el Gran Premio del Jurado y Netflix compró los derechos de distribución, situándola en la lista corta de las 10 Mejores películas de habla no inglesa de los Oscar 2020, representando a Senagal