John Frankenheimer: Un director innovador que revolucionó en cine político y el de acción

El director de cine y televisión estadounidense conocido por sus dramas sociales y películas de acción, John Michael Frankenheimer (1930 – 2002), nacía un 19 de Febrero en Queens, Nueva York, en el seno de una familia de ascendencia judía alemana e irlandesa. 

La madre de Frankenheimer era irlandesa, y su padre fue un corredor de bolsa, judío alemán. Nacido y criado en Nueva York, fue educado en una academia militar y en Williams College, Massachusetts. Formidablemente inteligente, oscuramente guapo, tenía una buena forma física y determinación que le permitía contemplar una carrera en el deporte del tenis.

Sin embargo, después de graduarse, y después de haber coqueteado con la actuación, abandonó el tenis y su religión, y se unió a la fuerza aérea estadounidense a principios de la década de 1950. Puesto a cargo de una unidad de cine, se sumergió en películas de aficionados, documentales de capacitación y trabajo en televisión local. Continuó con su entusiasmo infantil por ver películas, mientras leía textos clásicos sobre teoría y práctica cinematográfica.

Después del alta y el divorcio de su esposa, Joanne, después de 18 meses, consiguió un trabajo en Nueva York como director asistente de CBS, convirtiéndose en uno de los notables grupos de cineastas que aprendieron su oficio en el apogeo de la televisión estadounidense en documentales, programas de entretenimiento y drama en directo. Cuando Sidney Lumet dejó la serie You Are Here, Frankenheimer se hizo cargo.

Se interesó por el cine a muy temprana edad y cuando se graduó en la Academia Militar La Salle en Nueva York se unió a un escuadrón de cine con sede en Burbank, California, donde filmó su primer documental. Se sintió profundamente interesado  por las teorías de cine, sobre todo, leyendo a Sergei Eisenstein, cuando comenzó su carrera como director de televisión en la CBS. 

A lo largo de la década de 1950, dirigió más de 140 episodios de distintos programas y su primera película para el cine fue Un joven extraño (The Young Stranger, 1957), protagonizada por James MacArthur como el hijo adolescente rebelde de un poderoso productor de películas de Hollywood. Frankenheimer regresó a la televisión a fines de la década de 1950, y se mudó al cine permanentemente en 1961 con Los jóvenes salvajes (The Young Savages), en la que trabajó por primera vez con Burt Lancaster en una historia de un joven asesinado por una pandilla de Nueva York. 

La producción de  El hombre de alcatraz (1962) comenzó bajo la dirección del director Charles Crichton. Pero Burt Lancaster, que también era productor, además de protagonista, le pidió a Frankenheimer que se hiciera cargo de la película. El director le dijo a Lancaster que el guión era demasiado largo, pero le dijeron que tenía que filmar todo lo que estaba escrito. El primer corte de la película duró cuatro horas y media, la duración que Frankenheimer había predicho y además, la película se rodó de modo que no se pudiera cortar y seguir siendo coherente. 

Frankenheimer dijo que la película tendría que ser reescrita y parcialmente filmada de nuevo. Lancaster se había comprometido a protagonizar El juicio de Nuremberg , así que hizo esa película mientras Frankenheimer preparaba los re-rodajes. La película terminada, estrenada en 1962, fue un gran éxito y nominada a cuatro premios Oscar, incluyendo uno por la actuación de Lancaster.

Frankenheimer y el productor George Axelrod compraron los derechos de la novela de Richard Condon en 1959, después de que había sido rechazada por muchos estudios de Hollywood, pero cuando Frank Sinatra se comprometió con la película, obtuvieron el respaldo de United Artists. “El mensajero del miedo” (1962) es una trama sobre un veterano de la Guerra de Corea, a quien los chinos comunistas le habían lavado el para asesinar a un candidato a presidente, coprotagonizado por Laurence Harvey, Janet Leigh, James Gregory, John McGiver y Angela Lansbury.

La película no se pudo ver ni en cines, ni en TV, durante muchos años. La leyenda urbana dice que la película se retiró de la circulación debido a la similitud de su plan con la muerte del presidente Kennedy el año siguiente, pero Frankenheimer afirmó  que se retiró debido a una batalla legal entre el estudio y Sinatra sobre la participación de éste último en las ganancias. En cualquier caso, fue relanzado con gran éxito en 1988.

Siete días de Mayo (1964) , un nuevo thriller político. Una vez más, el director compró los derechos de un libro de gran venta, esta vez de Charles Bailey II y Fletcher Knebel, y nuevamente produjo la película. En plena Guerra Fría, se sospecha que un enigmático general, interpretado por Burt Lancaster, pretende derrocar al Presidente de EE.UU, con un magnífico Fredric March, por medio de un golpe de estado y el Presidente dispone sólo de siete días para encontrar pruebas que le permitan abortar el golpe. 

Kirk Douglas tenía la intención de desempeñar el papel del general que intenta liderar un golpe de estado contra el presidente, que está a punto de firmar un tratado de desarme con los soviéticos. Douglas decidió que quería trabajar con Burt Lancaster, con quien había participado en otra película. Para atraer a Lancaster, Douglas accedió a dejarlo interpretar papel del General Scott, mientras que Douglas asumió el papel menos llamativo del coronel Casey, asistente del General, quien se vuelve contra él y ayuda al Presidente. La película, escrita por Rod Serling, también fue protagonizada Ava Gardner como una antigua amante del General. Obtuvo dos nominaciones a los Oscar.

Ese mismo año, se había comenzado a rodar en la película El tren en Francia cuando la estrella Lancaster hizo despedir a Arthur Penn, el director original  y llamó a Frankenheimer para salvar la película. El director aprovechó la desesperación de la producción para su ventaja en las negociaciones. Exigió con éxito que su nombre se hiciera parte del título, El tren de John Frankenheimer; que al codirector francés, requerido por las leyes fiscales francesas, nunca se le permitiera estar en el set de la película y tener control total sobre la edición de la película. 

De nuevo con un guión indiscutiblemente largo, Frankenheimer lo eliminó todo, aprovechó los lugares y actores que quedaron de la película anterior y comenzó a filmar, con guionistas que trabajaron en París ya que muchas escenas se filmaron en Normandía. La película contiene múltiples accidentes de tren reales y el bombardeo aliado sobre el estacionamiento ferroviario se realizó con dinamita real, pues la autoridad ferroviaria francesa necesitaba ampliar el ancho de vía. Esto se puede observar por las ondas de choque que viajan a través del suelo durante la secuencia de acción.

Después de la filmación, los productores se dieron cuenta de que la historia necesitaba otra escena de acción y volvieron a armar parte del elenco de la escena del ataque Spitfire que se insertó en el primer tercio de la película. El guión fue nominado para un Oscar  a Mejor Guión Original.

En  Plan diabólico (1966) el director nos narra la historia de un hombre mayor (John Randolph) que recibe el cuerpo de un joven (magnífico Rock Hudson) a través de una cirugía experimental. La película fue mal recibida por el público, pero pronto se convirtió en una de las películas más respetadas y populares del director. Es un film expresionista, que mezcla el terror, el thriller y la ciencia ficción para hablar sobre la obsesión con la juventud eterna y la fe incomprensible en la capacidad de la ciencia médica para lograrlo. El director de fotografía fue el prestigioso James Wong Howe, conocido por ser pionero en técnicas de novela en cinematografía en blanco y negro, y cuya prolífica carrera abarcó casi cinco décadas. Esta fue la última película de Frankenheimer y Howe en blanco y negro

En El hombre de Kiev (The Fixer, de 1968), sobre las penurias que sufre un campesino judío durante los terribles pogromos en la Rusia zarista y basado en la novela de Bernard Malamud, escritor de origen judío, que ganó el premio Pulitzer en 1967, contó con la adaptación del guión por el gran Dalton Trumbo. La película fue filmada en la Hungría comunista y  protagonizada por Alan Bates. Aunque no fue un gran éxito, Bates fue nominado  Oscar de Mejor Actor.

Para algunos críticos Yo vigilo el camino (I walk the line ,1970) es la mejor película de este director Un soberbio Gregory Peck encarna a un maduro sheriff hastiado de la vida, pero un día conoce a la joven Alma McCain y su aburrida existencia da un vuelco peligroso. Todo ello con las canciones de Johnny Cash de fondo. Imposible que no guste, es magnífica. 

La American Film Theatre presentó la versión de la obra cumbre d’Eugene O’Neill adaptada por el guionista Thomas Q. Curtiss, El repartidor de hielo (1973), interpretada estupendamente por Lee Marvin. El guión, que recorta parte de los diálogos originales (la obra tiene una duración de cuatro horas, y la película no llega a tres), está plagado de grandes frases, reflexiones profundas y certeras

Las 30 películas de Frankenheimer y más de 50 obras para televisión fueron notables por su influencia en el pensamiento contemporáneo. Se convirtió en un pionero del «thriller político moderno», habiendo comenzado su carrera en la cima de la Guerra Fría. Fue técnicamente impecable desde sus días en la televisión; muchas de sus películas se destacaron por crear «dilemas psicológicos» para sus protagonistas masculinos, además de tener un fuerte «sentido del ambiente», similar en estilo a las películas del director Sidney Lumet, para quien había trabajado anteriormente como asistente de dirección. 

Desarrolló una predilección en sus películas por explorar situaciones políticas que atraparían a sus personajes. Frankenheimer ganó cuatro premios Emmy, tres consecutivos, en la década de 1990 por dirigir las películas de televisión Against the Wall, The Burning Season, Andersonville y George Wallace, la última de las cuales también recibió un Globo de Oro a la Mejor Miniserie. Fue considerado uno de los últimos directores que insistió en tener control completo sobre todos los elementos de la producción, haciendo que su estilo fuera único en Hollywood.

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